sábado, 4 de diciembre de 2010

Ampliando fronteras...

A veces, no hay mejor terapia que la soledad para afrontar o digerir ciertas cosas. Al menos, para mi es así.

Han pasado algunos días, he comprado algunas cosas de comer, otras tantas para el hogar y, entre ellas, una humilde almohada, aunque tan humilde que casi prefiero volver a las toallas.

Ya voy ocupando mi tiempo con cosas que hacer y, al mismo tiempo, adaptándome a estas cuatro calles que forman Saint-Etienne y a los horarios del resto de Europa, donde se almuerza a las 12. También he tenido alguna que otra clase, aunque el curso aun no está arrancado en su totalidad. Pero, al margen de todas estas cosas, esa sensación de soledad es casi palpable, tanto, que empieza a repetirse tanto como las veces que la palabra "fiesta" llega a mis oídos.
Sí, es el estereotipo que tiene normalmente la gente cuando piensa en un estudiante y en una Erasmus: alcohol y fiestas. Y el caso es que, aunque al principio me mostraba reacia, no tardé en darme cuenta de que ésta era la verdadera terapia para afrontar y digerir las cosas en este sitio.
Además, es así como cualquier estudiante erasmus comienza a conocer gente, tanto de su país, como de otros paises y, lo que es más importante, es así como se empieza a hablar el nuevo idioma. Es la manera más eficaz de conocer a más gente como tú, de compartir cuáles fueron tus primeras impresiones sobre la ciudad... En definitiva, así empiezas a abrirte hueco entre las personas con las que vas a estar durante los próximos meses en tu destino. Poco a poco, las fiestas no solo sirven para divertirse, pasan a ser, como digo, una costumbre que te permite hacer más llevaderos los quebraderos de cabeza que diariamente tienes a causa del idioma.

Y así gente de Francia, Italia, Irlanda, Australia, Bélgica o España, entre otros tantos países, comparten en común dos cosas: una ilusión y un mismo idioma (en mi caso, el francés).
Entonces, te vienen a la cabeza todas las generalizaciones o, mejor dicho, las "etiquetas" que has podido escuchar en cualquier ocasión acerca de las nacionalidades y sus formas de ser. Para todos, los españoles somos fiesteros y borrachos y, por ello, somos recibidos como "gente simpática", es decir, tenemos un punto a nuestro favor. Pero, en general, y al menos en mi caso, todas estas "etiquetas" dejan de existir. Estás en un sitio donde no conoces a nadie y los prejuicios y superficialidades pasan a ser enemigos. No sirven de nada, lo único que debe importarte es... CONOCER y DEJAR QUE TE CONOZCAN. Igual así, puedes demostrar que un español no es solamente un fiestero y un borracho...



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