viernes, 18 de marzo de 2011

Octubre: Primera parte.



La estela de los primeros exámenes aun permanecía lejos. Además, había aprendido a administrar más mi tiempo y, sobretodo, a aprovecharlo. La única preocupación que rondaba por la cabeza era el asunto económico ya que, el dinero ahorrado comenzaba a gastarse y aun no tenía información sobre cuándo empezarían a ingresar la beca. En cuanto al asunto económico, Francia es un país muy caro donde depende en qué ciudad el precio de cosas básicas puede ser un poco más alto o un poco más bajo. Podíamos, como se dice, darnos con un canto en los dientes con Saint-Étienne, ya que, precisamente, esta ciudad es más barata que el resto. Otro asunto a favor, es que existe una especie de apoyo, por parte del gobierno francés, para el alquiler. Se trata de una beca llamada CAF, la cual todo el mundo puede solicitar y cuyo importe, dependiendo de los recursos de que disponga cada uno, puede llegar hasta el 40% del total de lo que pagues. Y en ese aspecto, tenemos la suerte de que al no residir anteriormente en Francia, no disponemos de ingresos ni bienes, con lo cual la ayuda casi siempre suele recibirse íntegra. Otro asunto es que los periodos de pago de esta especie de beca es, para cada uno distinto. No depende de nada. Si tienes suerte, la recibes a su debido tiempo (que suele ser después de un mes o dos de solicitarla y, siempre, mensualmente), pero también puedes permanecer toda tu estancia Erasmus aquí y no ver ni un solo Euro hasta el día en el que regreses.




Al margen de todo eso, el tiempo libre lo aproveché para dar vueltas por la ciudad, ir a sitios, ver parques, informarme de qué se podía hacer en Saint-Etienne y echar muchas fotos. La afueras de la ciudad están llenas de pequeños pueblos rodeados de verde, y allí se encuentran algunos parques comerciales y grandes tiendas



Además, Octubre fue un mes en el que hay mucho que contar. Para empezar, en la segunda quincena del mes tuvo lugar una de las huelgas generales más fuertes desde hace mucho tiempo en Francia. Muy lejos de lo que conocía como una huelga, aquí, si una cosa se puede decir de los franceses es que siempre lo hacen todo con la mayor discreción, hablan muy bajo y casi que no se escuchan, pero a la hora de protestar evolucionan en especies humanas que no reparan ante nada. Yo puedo dar crédito en directo de cómo se vive una huelga en Francia, pero los que más atentos estaban a las revueltas eran nuestras familias desde España, ya que se lió tanto que ocupaban los telediarios del resto de países.


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